PLANTA DE DONDE SE EXTRAE
EL CURARE POR KOEHLER 1887
¿CÓMO, CUÁNDO Y DE QUÉ FORMA DESCUBRIERON? EL CURARE.
¿SABE USTED?
HISTORIA
La primera referencia escrita que se tiene del CURARE corresponde a las cartas del historiador y médico italiano Pietro Martire d’Anghiera (1457 - 1526) que se imprimieron parcialmente en 1504, 1507 y 1508. La obra completa de este autor con el nombre de Decades de Orbe Novo se publicó en 1516 y reseñaba el uso de flechas emponzoñadas con CURARE por los NATIVOS AMERICANOS.
En 1510 Juan de la Cosa, ex-geógrafo de Colón, murió a causa de un dardo cuya punta estaba untada con Pasta de CURARE, disparada por cerbatana.
Para 1595 Sir Walter Raleigh escribe la primera descripción de la RAIZ TUPARA de la planta Strychnos toxifera y su producto el URARI (ourari), conocida más tarde como CURARE.
En 1856, el biólogo y fisiólogo francés Claude Bernard (1813 – 1878), menciona en su libro de lecturas "Leçons sur les effets des substances toxiques et medicamenteuses" (1857) que el efecto del CURARE era debido al BLOQUEO FUNCIONAL DE LA PLACA NEUROMOTORA.
En 1865, Preyer consiguió la primera FORMA PURIFICADA Y CRISTALIZADA DE CURARE, a la que denominó CURARINA.
La primera administración de CURARE en una anestesia general fue 1912 en un hospital de Leipzig, por el cirujano alemán Arthur Läwen quien ADMINISTRÓ CURARINA obtenida A PARTIR DEL CURARE DE CALABAZA A 7 PACIENTES sometidos a anestesia general, para facilitar el cierre de la pared abdominal. Läwen fue el primero en estudiar el CURARE en experimentación animal, el primero en administrarlo a humanos, y en observar su efecto beneficioso como relajante muscular durante la anestesia general. Läwen dejó de usar el CURARE por culpa de fallos en el suministro de la sustancia y aunque los resultados fueron publicados en 1912 su contribución a la historia de la anestesia se pasó por alto.
En 1917, el Servicio Secreto inglés evitó la consumación de un atentado contra el primer ministro David Lloyd George. Los conspiradores iban a eliminar al mandatario lanzándole dardos impregnados con CURARE.
La introducción del CURARE en la anestesia clínica general ocurrió en 1928 cuando el Dr. Francis Percival de Caux (1892–1965), de origen neozelandés utilizó CURARE en siete pacientes cuando laboraba como anestesista en el Hospital Middlesex de Londres. Su trabajo no fue ampliamente publicitado y al igual que sucedió con Arthur Läwen, esta contribución para la historia de la anestesia ha sido pasada por alto por la mayoría de los autores.
En 1938 Abraham Elting Bennett usa por primera vez el CURARE para prevenir el trauma sostenido en pacientes a quienes se les aplica terapia con electrochoques y por administración de pentilenotetrazol (Cardiazol) y así evitar fracturas y luxaciones.
La primera investigación acerca de la fuente del CURARE en el AMAZONAS fue hecha por Richard Evans Schultes en 1941. Schultes descubrió que TIPOS DIFERENTES DE CURARE poseían hasta 15 ingredientes y con el tiempo ayudó a identificar más de 70 especies que producían la droga.
Posteriormente, el 23 de enero de 1942, y gracias al Dr. Harold Randall Griffith (1894-1985) y a la Dra. Gladys Enid Johnson (MacLeod) (1909-2001), ambos de Canadá, el CURARE se utilizó con éxito en un paciente al que se le practicó una apendicectomía.
Antes de su introducción en la práctica clínica, la relajación muscular del paciente sólo se podía conseguir profundizando el nivel de la anestesia, lo que podía llevar a ocasionar a una peligrosa depresión respiratoria y otras alteraciones sanguíneas.
El término CURARE se aplica genéricamente a diversos venenos de flechas de América del Sur. Dichos extractos se hacen con numerosas plantas diferentes, especialmente miembros de las Menispermaceae y Loganiaceae. A éstas puede añadirse al Anomospermum grandiflora. Es una sustancia pastosa de color parda que abundan en la CUENCA DEL AMAZONAS. Esta sustancia era ya utilizada por Pueblos Indígenas de América del Sur, África, Asia y Oceanía con el que emponzoñan untando sus flechas para inmovilizar a sus presas.
PREPARACIÓN
LOS NATIVOS, generalmente los JÍBAROS, cocinan las raíces y tallos, agregándole otras plantas y los usan para el envenenamiento de sus flechas y virotes. Para elaborar el CURARE se hierven fragmentos de corteza, raíces, tallos y zarcillos. Se le añaden agentes catalíticos y se vuelve a hervir hasta convertirlo en un jarabe, que se expone al sol y se deja secar; el producto final es una pasta que se guarda en calabazas o en tubos de bambú.
MODO DE ACCIÓN
EL CURARE produce parálisis progresiva y finalmente muerte por asfixia. El efecto se produce bloqueando la conducción nerviosa motora a nivel de la placa neuromuscular inhibiendo la acción de la acetilcolina: el CURARE se une a los receptores nicotínicos, bloqueándolos y paralizando toda la musculatura, incluyendo la respiratoria y cardiaca, causando la muerte por asfixia. Aún a dosis mínimas su efecto es letal y se debe a la acción de varios alcaloides. Uno de ellos es la CURARINA, que se emplea en medicina.
USO FARMACOLÓGICO
Como uso farmacológico, debe su acción al alcaloide d-tubocurarina, que produce el bloqueo del impulso nervioso a nivel de la placa motora, produciendo una parálisis muscular.
USO TERAPÉUTICO
Durante algún tiempo en los años 40, el CURARE fue utilizado como «anestésico» en operaciones realizadas a niños, de modo que, paralizada la acción de los nervios sobre los músculos, la agonía que realmente experimentaban no tenía modo de hacerse manifiesta al cirujano en esa época. También se ha empleado en tratamiento de convulsiones o espasmos musculares, en síndromes neurológicos que cursan con hipertonía muscular. Actualmente su única utilización es en anestesia para obtener una relajación muscular durante la cirugía. Los relajantes musculares que se utilizan hoy en anestesia ya no son derivados de la D-tubocurarina sino sintetizados artificialmente y con un mejor perfil farmacológico como son: el Vecuronio, el Atracurio, el Cisatracurio o el Rocuronio.
PRINCIPIOS DE FARMACOLOGÍA
INTRODUCCIÓN
Los bloqueantes neuromusculares no despolarizantes son los bloqueantes neuuromusculares cuyo mecanismo de acción es ocupar los receptores postsinápticos y presinápticos de la unión neuromuscular, bloqueando de esta manera la acción despolarizadora normal de la acetilcolina. Como el primer principio activo que tuvo esta acción fue el CURARE, estos fármacos se suelen denominar curarizantes.
Entre 1942, fecha de introducción de la d-tubocurarina y 1980 se desarrollaron productos semi-sintéticos derivados de productos naturales.
Entre 1980 y 2000, se produjo un gran desarrollo en la investigación de bloqueantes neuromusculares de síntesis, provenientes de la substitución de diferentes radicales en las bencilisoquinolinas, que habían tenido su precursor en el benzoquinonio, y los esteroides, que habían debutado con el pancuronio.
Mecanismo de acción de los bloqueantes neuromusculares
La transmisión neuromuscular puede bloquearse en casi cada uno de los procesos que intervienen en ella.
Interferencia en la síntesis de la acetilcolina: se conocen varias sustancias que pueden reducir la formación de acetilcolina. Por ejemplo, el hemicolinio y la trietilcolina inhiben la captación de la colina extracelular necesaria para la síntesis de acetilcolina en el citoplasma neuronal. La trietilcolina, además, es transportada y acetilada en la propia terminación nerviosa y puede actuar como falso transmisor. Estos dos compuestos son herramientas farmacológicas muy útiles, pero carecen de aplicación clínica.
Inhibición de la liberación de acetilcolina: el bloqueo de la entrada de Ca2+ disminuye la movilización vesicular y, consiguientemente, la liberación de acetilcolina. Así actúan, por ejemplo, algunos antibióticos aminoglucósidos o el aumento de las concentraciones extracelulares de magnesio. Algunas toxinas, como la toxina botulínica o la b-bungarotoxina se fijan a las terminaciones nerviosas e inhiben a concentraciones muy pequeñas inhiben la liberación de acetilcolina. En particular la toxina botulínica se une a la sinaptobrevina presente en la superficie de la vesícula, lo que estabiliza la estructura de ésta y le impide participar en el proceso de liberación. Por su parte, el vesamicol es un fármaco que interfiere en la incorporación de la acetilcolina sintetizada a las vesículas de forma que ésta no se encuentra disponible para la liberación.
Interferencia con la acción postsináptica de la acetilcolina: la unión del neurotransmisor al receptor nicotínico puede evitarse con la administración de bloqueantes no despolarizantes, que tienen un comportamiento de antagonistas competitivos reversibles. Por el contrario, los bloqueantes despolarizantes activan repetitivamente el receptor nicotínico causando una desensibilización que impide que la unión de la acetilcolina se manifieste como un potencial de estimulación de la placa motora.
Desacoplamiento de la excitación y la contracción muscular: algunos fármacos pueden causar parálisis muscular por un efecto postsináptico, mediante la alteración de algunos de los procesos que transforman la despolarización de la fibra muscular en contracción muscular. Entre ellos se encuentran diversos inhibidores metabólicos y el dantroleno. Este último inhibe la liberación de calcio del retículo sarcoplásmico y se emplea en el tratamiento de la espasticidad, hipertermia maligna y en algunos pacientes afectos del síndrome neuroléptico maligno
Principales bloqueantes neuromuscular
El bloqueante neuromuscular más antiguo que se conoce es el curare, utilizado por los indios de Sudamérica, quienes los aplicaban a las puntas de las flechas usadas para cazar animales. El curare se extrae de la corteza de varias especies del género Chondrodendron y Strychnos y su principio activo más importante es la d-tubocurarina, el primer bloqueante no despolarizantes descrito.
Los bloqueantes despolarizantes constituyen un grupo reducido de fármacos cuyo uso en medicina es cada vez menos frecuente. El principal representante del grupo es el suxametonio.
BLOQUEANTES NEUROSMUSCULARES NO DEPOLARIZANTES
Las primeras investigaciones sobre la tubocurarina fueron llevadas a cabo en las década de 1850 por Claude Bernard quién descubrió con precisión el lugar donde ejercía su acción. Sin embargo, el mecanismo de acción no pudo ser dilucidado hasta el desarrollo de las modernas técnicas electrofiológicas. En resumen, la tubocurarina se fija al receptor colinérgico nicotínico de la membrana célular post-sináptica, bloqueando de esta forma de modo competitivo la acción transmisora de la acetil-colina. Cuando el fármaco se aplica directamente a la placa terminal de una sola fibra muscular aislada, está se vuelve insensible a los estímulos del nervio motor o a la acetilcolina aplicada directamente. Sin embargo, la fibra muscular responde a los estímulos eléctricos normales y al K+, lo que indica que la tubocurarina impide el paso de la acetilcolina por haberse fijado al receptor de la membrana de la célula muscular.
Los efectos farmacológicos de los bloqueantes neuromusculares no despolarizantes se deben principalmente a la parálisis muscular motora que producen. Cuando se administra una dosis adecuada por vía intravenosa, la instauración de los efectos es rápida y se observa una debilidad motora inicial que progresa a parálisis muscular. Los primeros músculos en paralizarse son los extrínsecos oculares y los faciales. Después se afecta la musculatura de las extremidades, del cuello y del tronco. Finalmente se paralizan los músculos intercostales y el diafragma, lo que conduce a la apnea. La recuperación sigue un orden inverso, siendo los músculos respiratorios los primeros en retornar a la función normal.
Además de las acciones sobre el músculo esquelético los bloqueantes neuromusculares no despolarizantes ejercen acciones sobre otras estructuras, como los ganglios vegetativos, los mastocitos y los receptores muscarínicos. Algunos de los fármacos de este grupo pueden producir efectos farmacológicos de tipo vegetativo no relacionados con el mecanismo primario de acción. El principal de ellos es el bloqueo de los receptores nicotínicos ganglionares, que puede agravarse por la acción adicional de la acetilcolina endógena sobre los receptores muscarínicos de los ganglios vegetativos. La tubocurarina puede estimular asimismo la liberación de histamina de los mastocitos, lo que contribuye a la aparición de hipotensión, broncospasmo en individuos sensibilizados (asmáticos) e hipersecreción salival y bronquial. El pancuronio y el vecuronio se comportan en ocasiones como antagonistas de los receptores muscarínicos, especialmente los cardíacos, por lo que su administración causa taquicardia en algunos pacientes. También el pancuronio puede producir una respuesta hipertensora si se administra rápidamente, posiblemente como consecuencia de una estimulación ganglionar. Los nuevos compuestos están prácticamente exentos de dichos efectos cardiovasculares.