México D.F. a sábado 9 de mayo de 2009
A-05-08
EL MAÍZ MÍTICO
Ah Mun o Yum Kax era el Dios del maíz entre los antiguos mayas, también fue llamado Yum Kax, Yum K'aax o Yum Uil, es representado como un joven de larga cabellera y hermoso rostro, que porta en la cabeza o en las manos una mazorca de maíz y sus hojas. El destino de Ah Mun, estaba controlado, coherentemente, por otras deidades como la de la lluvia, el viento, las tormentas, las plagas y la muerte. El dios del maíz era un ente pasivo e indefenso, víctima de todo tipo de agresiones por parte de los pájaros y otros pequeños animales, y cuya supervivencia dependía siempre de la colaboración de los dioses auxiliares del dios de la lluvia, sin embargo el hombre era su mas ferviente aliado, ya que con sus ritos atraía la lluvia sobre el grano, liberándolo de las malas hierbas que le robaban espacio y nutrientes y ahuyentaba a las plagas.
Los Aztecas lo llamaban Centeotl y según su mitología era representado como un joven dios, espíritu masculino del maíz hijo de Chicomecohuatl. Es representado frecuentemente con una arruga discontinua que le cruza la cara, y con espigas de maíz en su tocado. Durante un tiempo presentaba a la diosa la tierra para que pudiera recibir el sacrificio de ella; la sangre de las víctimas que le ofrecían en un jarrón decorado con brillante y artística artesanía de plumas. Para tomarse la sangre de la ofrenda, el dios emitía un gemido tan intenso y terrorífico que, según cuentan, los españoles quedaron presas del pánico. Esta ceremonia la continuaba el niticapoloa "catador de tierra", que consistía en tomar un poco de tierra con el dedo, llevársela a la boca y comerla. Chicomecohuatl era la diosa azteca, espíritu femenino del maíz, cuyo nombre significa "Siete Serpientes", tenia poder fertilizante del agua, elemento que los mejicanos simbolizan por medio de este animal. Ella representaba el xilote o mazorca verde como dijimos era la madre de Centeotl, aunque a veces este nombre también aludía a ella.
En la mitología de los Incas Huamantantac era un espíritu, cuyo nombre significa "el que hace que los cormoranes se reúnan", relacionado de algún modo con la agricultura. La labor de juntar a las aves marinas era muy importante, porque daba como resultado los depósitos de grano encontrados a lo largo de la costa peruana, muy valiosos en el cultivo de la planta del maíz. Se le consideraba el espíritu más benéfico, y su culto se hacía con extraordinario fervor.
Los mayas tenían en su mitología a Hun Hunahpú el Dios del maíz durante el período Clásico. Sin embargo, en los episodios del Popol Vuh pertenecientes ya al primer período colonial, aparece como un héroe, junto a su hermano gemelo Vucub Hunahpú. Se le solía representar con una frente lisa y alargada, frecuentemente acentuada por zonas rasuradas, delimitadas por mechones de cabello sobre sus cejas y sobre su cabeza. Esta cabeza alargada y rasurada se asemeja a una espiga de maíz madura, y el mechón de cabello que la corona representa la seda que suele ir al final de la mazorca.
Kukulcán, es una deidad maya que aparece más frecuentemente en los manuscritos del Códice de Dresde y otros, es un dios-cultivo o héroe, puesto que se le ve plantando maíz, llevando herramientas y continuando un viaje, hecho que establece su conexión solar. Tiene la nariz larga y truncada, como la de un tapir, y en él se encuentran todos y cada uno de los signos de un dios de los elementos. Camina sobre el agua, maneja antorchas ardientes y se sienta en el árbol cruciforme de los cuatro vientos que con tanta frecuencia aparece en los mitos americanos.
Entre los indios norteamericanos del noroeste, se celebraba una gran fiesta agrícola llamada "Fiesta del maíz verde". Por espacio de tres días o más tenían lugar en la casa comunal una serie de rituales y ceremonias durante el mes de agosto (al madurar la primera cosecha de maíz), con plegarias de acción de gracias, bailes rituales, danzas y fiestas generales.
Los Mamas eran espíritus de la mitología inca que, supuestamente, poseían fuerza para hacer crecer el maíz y otras plantas. Una concepción similar todavía permanece entre muchas tribus brasileñas actuales; al parecer, la idea goza de amplia aceptación en los países sudamericanos. Los peruanos llamaban madresa y saramama al maíz-madre, que era el espíritu más importante, puesto que el maíz constituía la principal fuente de comida para la comunidad. Muchas veces, la imagen de saramana se tallaba en piedra con la forma de una mazorca de maíz. Saramama también era venerado en forma de muñeco, hecho de tallos de maíz, o huantaysara, que se renovaba cada cosecha, al igual que los ídolos de la gran Madre-Maíz de Méjico se hacían cada temporada. Después de hecha, la imagen se guardaba durante tres noches y luego se sacrificaba.
El Popol Vuh es una colección de relatos de la mitológica de los mayas, mezclada con una pequeña parte histórica, de considerable antigüedad, cuyo nombre significa "La colección de los permisos escritos", relata los orígenes del mundo, las hazañas míticas de las dos parejas de gemelos y los orígenes de los hombres modernos y de la civilización del maíz; los dioses deliberan sobre la creación del hombre; el resultado de esas deliberaciones fueron cuatro hombres moldeados de una pasta de maíz amarillo y blanco, a los que llamaron Balam-Quitze (tigre de la sonrisa dulce), Balam-Agab (tigre de la noche), Mahacutah (el nombre distinguido) e Iqi-Balam (tigre de la luna).
Xochipilli era un Dios azteca protector del placer y de las artes, cuyo nombre significa el Príncipe de las Flores. Coincide bastante con el dios del maíz. Se le representaba como un hombre joven con el rostro cubierto con una mascara de coxcotli (perdiz mexicana) y con una vara rematada por un corazón.
Vemos la importancia del maíz dentro de las culturas prehispánicas, y como este formaba parte importante dentro de la dieta diaria.
Recopilación:
Edith y Enrique
Los Aztecas lo llamaban Centeotl y según su mitología era representado como un joven dios, espíritu masculino del maíz hijo de Chicomecohuatl. Es representado frecuentemente con una arruga discontinua que le cruza la cara, y con espigas de maíz en su tocado. Durante un tiempo presentaba a la diosa la tierra para que pudiera recibir el sacrificio de ella; la sangre de las víctimas que le ofrecían en un jarrón decorado con brillante y artística artesanía de plumas. Para tomarse la sangre de la ofrenda, el dios emitía un gemido tan intenso y terrorífico que, según cuentan, los españoles quedaron presas del pánico. Esta ceremonia la continuaba el niticapoloa "catador de tierra", que consistía en tomar un poco de tierra con el dedo, llevársela a la boca y comerla. Chicomecohuatl era la diosa azteca, espíritu femenino del maíz, cuyo nombre significa "Siete Serpientes", tenia poder fertilizante del agua, elemento que los mejicanos simbolizan por medio de este animal. Ella representaba el xilote o mazorca verde como dijimos era la madre de Centeotl, aunque a veces este nombre también aludía a ella.
En la mitología de los Incas Huamantantac era un espíritu, cuyo nombre significa "el que hace que los cormoranes se reúnan", relacionado de algún modo con la agricultura. La labor de juntar a las aves marinas era muy importante, porque daba como resultado los depósitos de grano encontrados a lo largo de la costa peruana, muy valiosos en el cultivo de la planta del maíz. Se le consideraba el espíritu más benéfico, y su culto se hacía con extraordinario fervor.
Los mayas tenían en su mitología a Hun Hunahpú el Dios del maíz durante el período Clásico. Sin embargo, en los episodios del Popol Vuh pertenecientes ya al primer período colonial, aparece como un héroe, junto a su hermano gemelo Vucub Hunahpú. Se le solía representar con una frente lisa y alargada, frecuentemente acentuada por zonas rasuradas, delimitadas por mechones de cabello sobre sus cejas y sobre su cabeza. Esta cabeza alargada y rasurada se asemeja a una espiga de maíz madura, y el mechón de cabello que la corona representa la seda que suele ir al final de la mazorca.
Kukulcán, es una deidad maya que aparece más frecuentemente en los manuscritos del Códice de Dresde y otros, es un dios-cultivo o héroe, puesto que se le ve plantando maíz, llevando herramientas y continuando un viaje, hecho que establece su conexión solar. Tiene la nariz larga y truncada, como la de un tapir, y en él se encuentran todos y cada uno de los signos de un dios de los elementos. Camina sobre el agua, maneja antorchas ardientes y se sienta en el árbol cruciforme de los cuatro vientos que con tanta frecuencia aparece en los mitos americanos.
Entre los indios norteamericanos del noroeste, se celebraba una gran fiesta agrícola llamada "Fiesta del maíz verde". Por espacio de tres días o más tenían lugar en la casa comunal una serie de rituales y ceremonias durante el mes de agosto (al madurar la primera cosecha de maíz), con plegarias de acción de gracias, bailes rituales, danzas y fiestas generales.
Los Mamas eran espíritus de la mitología inca que, supuestamente, poseían fuerza para hacer crecer el maíz y otras plantas. Una concepción similar todavía permanece entre muchas tribus brasileñas actuales; al parecer, la idea goza de amplia aceptación en los países sudamericanos. Los peruanos llamaban madresa y saramama al maíz-madre, que era el espíritu más importante, puesto que el maíz constituía la principal fuente de comida para la comunidad. Muchas veces, la imagen de saramana se tallaba en piedra con la forma de una mazorca de maíz. Saramama también era venerado en forma de muñeco, hecho de tallos de maíz, o huantaysara, que se renovaba cada cosecha, al igual que los ídolos de la gran Madre-Maíz de Méjico se hacían cada temporada. Después de hecha, la imagen se guardaba durante tres noches y luego se sacrificaba.
El Popol Vuh es una colección de relatos de la mitológica de los mayas, mezclada con una pequeña parte histórica, de considerable antigüedad, cuyo nombre significa "La colección de los permisos escritos", relata los orígenes del mundo, las hazañas míticas de las dos parejas de gemelos y los orígenes de los hombres modernos y de la civilización del maíz; los dioses deliberan sobre la creación del hombre; el resultado de esas deliberaciones fueron cuatro hombres moldeados de una pasta de maíz amarillo y blanco, a los que llamaron Balam-Quitze (tigre de la sonrisa dulce), Balam-Agab (tigre de la noche), Mahacutah (el nombre distinguido) e Iqi-Balam (tigre de la luna).
Xochipilli era un Dios azteca protector del placer y de las artes, cuyo nombre significa el Príncipe de las Flores. Coincide bastante con el dios del maíz. Se le representaba como un hombre joven con el rostro cubierto con una mascara de coxcotli (perdiz mexicana) y con una vara rematada por un corazón.
Vemos la importancia del maíz dentro de las culturas prehispánicas, y como este formaba parte importante dentro de la dieta diaria.
Recopilación:
Edith y Enrique