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viernes, 14 de mayo de 2010

EL BARBASCO: RIQUEZA VEGETAL DE MEXICO

A-05-21

La investigación de los recursos naturales de México, y en general de la mayoría de los países en vías de desarrollo, deriva frecuentemente en descubrimientos extraordinarios. Estos transforman radicalmente las condiciones socioeconómicas de importantes núcleos de población y en muchas ocasiones traen como consecuencia la depredación de los recursos biológicos más valiosos.


En la búsqueda continua e incansable de las sustancias químicas que producen las plantas, los grandes consorcios farmacéuticos internacionales invierten enormes capitales para apoyar grupos interdisciplinarios conformados por botánicos, químicos, agrónomos, que literalmente barren extensas regiones del planeta, principalmente en las regiones tropicales de América Latina, África, Asia, etc., buscando sustancias activas que muestren actividad fisiológica notable.


La exploración etnobotánica proporciona la información más valiosa que sirve como punto de partida para estudios científicos de enorme trascendencia.




EL BARBASCO "MARAVILLOSO DESCUBRIMIENTO"


Entre los años 1935 a 1940 las propiedades de las hormonas esteroides en el ser humano fueron estudiadas y se revelaron sus extraordinarias funciones. Así se determinó que la hormona femenina o progesterona era vital para la evolución normal del embarazo y los estrógenos eran indispensables para normalizar el ciclo menstrual.


La obtención de estas sustancias en forma artificial (síntesis) era prácticamente imposible en esa época, por lo que la búsqueda de fuentes naturales en organismos animales y vegetales se consideró una meta fundamental de las investigaciones farmacéuticas. Inicialmente la progesterona se obtuvo de la orina de yegua preñada, pero su costo era elevadísimo, cotizándose el gramo de esta sustancia en 80 dólares (precio prohibitivo para la mayor parte de la población).


Esto obligó a la búsqueda de sustancias similares o precursoras de la progesterona en el reino vegetal y motivó que, en 1939, un grupo de científicos, encabezados por el doctor Marker E. Russell, explorara vastas regiones del sur de Estados Unidos y norte de México, logrando examinar más de 400 especies pertenecientes a familias botánicas características de esa región (Agavaceae, Amarilidaceae, Cactaceae, Lileaceae, etc.).


Como resultado obtuvieron datos de su composición química, particularmente de las sustancias conocidas como sapogeninas que se consideraban la materia prima fundamental para la síntesis de hormonas. Sin embargo, los resultados fueron pobres y en muchos casos infructuosos lo que obligó al Dr. Russell a explorar la región sureste de México en la que existía la práctica de pescar utilizando la raíz molida de una planta denominada barbasco.


Esta al consumir el oxígeno disuelto del agua producía espuma (indicio de la presencia de sapogeninas), que ocasionaba la asfixia de los peces y facilitaba su captura. Al analizar la planta, conocida también como cabeza de negro, encontraron en el rizoma un elevado contenido de una sapogenina a la que bautizaron con el nombre de diosgenina en referencia a su nombre botánico (Dioscorea mexicana).


La disponibilidad del recurso y su alto contenido de diosgenina permitieron al Dr. Russell su aislamiento y, en 1942, la síntesis de 2 kilogramos de progesterona en un improvisado laboratorio montado en el baño de un hotel de la ciudad de México.


De acuerdo a los registros de esa época, la cantidad obtenida de progesterona equivalía al 50% de la producción mundial anual. Este hecho ha sido considerado como el acontecimiento más extraordinario en el ámbito farmacéutico internacional y colocó a México como país líder en la producción de diosgenina y sus derivados químicos como la progesterona.


México mantuvo su posición como el principal productor durante 30 años (1945-1975) gracias al descubrimiento de otra especie de dioscorea conocida también como barbasco (Dioscorea composita Hemsl.), lo que además permitió que pasara al escenario mundial de las materias primas farmacéuticas estratégicas.


La abundancia de este notable recurso permitió la investigación y el desarrollo farmacéutico más importante de este siglo, realizándose la síntesis de un gran número de fármacos que desde 1945 han aliviado muchas enfermedades y disfunciones de grandes núcleos de la población mundial.


Otra trascendental contribución del barbasco a la humanidad fue la de la obtención de los derivados hormonales para la píldora anticonceptiva, que facilitó el control de la natalidad desde 1960 en cuando menos 60 países.


Paradójicamente, en México no funcionaron las campañas y programas al respecto y los índices de natalidad se mantuvieron elevados durante aproximadamente dos décadas (1960-1980).


En la actualidad se calcula que se han obtenido más de 1 200 fármacos o compuestos a través de la diosgenina, entre los que destacan: productos hormonales (tratamiento de disfunciones diversas como amenaza de aborto, cáncer uterino, cáncer prostático, impotencia sexual, etc.); corticoides (tratamiento de alergias, artritis reumatoide, procesos inflamatorios, lesiones cutáneas, etc.); anabólicos (tratamiento de trastornos metabólicos); anticonceptivos (control de la natalidad) y hormonas para control biológico.


A todos los productos obtenidos de la diosgenina y otras sapogeninas de origen vegetal o animal se les conoce genéricamente como esteroides.



¿QUÉ ES EL BARBASCO?


Con este nombre se conoce popularmente a un grupo de plantas trepadoras, heliofilas (que buscan la luz), con hojas en forma de corazón y que desarrollan un tubérculo irregular que llega a una profundidad de 5 metros y puede pesar hasta 30 kilogramos. Pertenecen a la familia Dioscoreacea que comprende 670 especies a nivel mundial, de las que se registran entre 65 y 70 para México.


Algunas se conocen como ñames o camotes y son comestibles, de las 4 conocidas como barbasco dos son tóxicas y se usan para "embarbascar" estanques y corrientes de agua y facilitar la pesca. Las 4 especies conocidas como barbasco se desarrollan en regiones cálido húmedas (selvas altas y medianas perennifolias) de 0 a 800/1 200 msnm de los estados de Chiapas, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Tabasco.


Durante 35 años se explotaron indiscriminadamente 2 especies: Dioscorea composita Hemsl. Y Dioscorea floribunda Mart. y Gal. por cuatro compañías farmacéuticas extranjeras (Syntex, Ciba-Geigy, Beisa y Diosynth). Las poblaciones silvestres quedaron considerablemente mermadas, circunstancia que obligó al gobierno de México a decretar la nacionalización del recurso y racionalizar su explotación.


Simultáneamente se iniciaron en 1960 ensayos en el campo para domesticar la D. composita, estableciéndose las primeras parcelas experimentales en Tuxtepec, Oaxaca. Después de 15 años, esas observaciones permitieron establecer viveros y la primera plantación comercial de 20 ha. de barbasco, donde se obtuvieron rizomas con un contenido promedio de 3.0% de diosgenina (40%) con respecto al barbasco silvestre. No obstante estos alentadores resultados, no se continuaron los trabajos de evaluación y seguimiento y en 1980 se canceló el proyecto.


Para continuar la investigación y el desarrollo en la propagación del barbasco se recomienda llevar adelante las siguientes estrategias: Clonación: utilizando fragmentos de tubérculos y esquejes de tallos de plantas seleccionadas. Propagación por semilla: semilla obtenida de variedades regionales seleccionadas.


Pruebas y selección de las variedades con mejores características genéticas: adaptación, crecimiento, desarrollo del tubérculo con alto contenido de diosgenina, etc. El barbasco, como la mayoría de las 28 000 especies que conforman la riquísima flora de México, representa un legado de incalculable valor del que somos depositarios y responsables de su aprovechamiento racional y de su preservación.